Diario de entrada 25

Diario de entrada 25

Como les decía en mi anterior entrada estos dos “Compañeros” y los llamo así por que nunca había podido entablar de más de tres frases con ellos en toda mi vida escolar (eso dice mucho de cómo es mi generación) les dije que podrían ayudar algo indecisa, aún que no sería nada fácil. Después de seis largas horas logramos vender todos los gorros y bufandas en el transcurso del día yo tenía puesto un gorro y una bufanda y manejaba el dinero recibiendo y dando las vueltas además de haciendo las cuentas, otro llamaba la atención, lograba contar toda la historia detrás del producto y la fundación, y en realidad me se de memoria lo que el decía “Hola, ¿cómo están? Estamos vendiendo el gorro y la bufanda a 25 mil pesos para poder darles regalos de navidad a los niños en Soacha y Soatama, somos de la fundación corazones unidos ¿Les interesaría ayudarnos? ¡El gorrito alumbra y la bufanda tiene bolsillos!. El otro niño tenía un don par hacer sonreír a los demás, dando cumplidos o haciendo chistes los cuales eran suficientes para que los papas estuvieran encantados y quisieran comprar el producto. Vender más de 350 gorros no es nada fácil y menos con varias de las actitudes de los papas del colegio, sin embargo aprecio mucho su actitud y su colaboración, logre que estos dos niños lograran entender lo lindo que es esta fundación, logre que se interesaran bastante en participar en futuros eventos y además llegue a  conocerlos mejor y no pensar ahora de ellos como unos desconocidos, pero como unos amigos.

Mi última anécdota sobre mi experiencia vendiendo los gorros y bufandas, no termina con un final feliz como los anteriores al lograr que varios niños chiquitos reconozcan la importancia de ayudar y conocer las situaciones que nos rodean, o como logre que dos desconocidos, los pudiera Lamar amigos y estar agradecida de divertirme y ayudar. Esta vez quiero explicar la tolerancia y en realidad la decepción que teníamos al ver la reacción de los papas del colegio y su actitud ante nosotros al ofrecerles estos gorros y en realidad podemos encontrar de todo tipo de actitudes. Debo admitir que varios papas si mostraron interés en la fundación y algunos aún si no fueran a comprar decían “no gracias”, y a muchos otros papas les encantaba la idea de que niños de 15 años estuvieran tan interesados en ayudar en esta fundación y al fin y al cabo nos fue bien, pues logramos vender más de 1000 gorros para el final de las dos semanas. Sin embargo muchos papas nos sorprendieron no muy gratamente, al preguntarles si les interesaban comprar el producto nos miraban de arriba a abajo sin decir nada, o se volteaban o solo sonreían sin decir nada esperando que nos fuéramos, muchos papas tomaban una actitud algo grosera como si estuviéramos vendiendo cucarachas y al final del día terminábamos exhaustos  y algo sentidos. No hay razón por que ser groseros, dos palabras como “No gracias” pueden hacer la diferencia de cómo otro se siente, hay que recordar que la bondad y la gratitud pueden crear una sonrisa.

Se preguntarán por qué decidí hacer esta entrada y que tiene que ver con mi proyecto y mi objetivo, pero estas tres historias sobre mi experiencia al vender estos gorros para la fundación, creo que logre entender mucho mejor el colegio y como gran parte de mi objetivo es que el colegio sonría logre entender tres partes importantes que conforman al colegio; los niños pequeños mostrando su inocencia ante los problemas del mundo, como dos “desconocidos” ahora los puedo llamar amigos y como logre que les interesara la fundación y divertirse ayudando, entiendo como es estar al otro lado siendo el vendedor y como es tan importante ser amable con otro en todo momento y por último el respeto hacia el otro por que pocas palabras logran una diferencia.

El servicio comunitario es una gran forma de unir y conectar a la gente como un rompecabezas, así dándonos cuenta que poder ayudar a los demás y conseguir que alguien más sonría lograra que tú sonrías.